miércoles, 6 de enero de 2010

Ya llegó, ya está aquí el 2010

Es sabido por todos que muchas veces un cambio de año trae consigo nuevos propósitos, que es la ocasión perfecta que muchos elegimos para evaluar lo que hemos hecho y para plantearnos nuevas metas para el año que se estrena.

Hace tiempo que había puesto en práctica eso de definir y dejar por escrito mis metas, porque al redactar mis propósitos, de alguna forma u otra estoy definiendo como si de un contrato se tratara, los artículos y párrafos de ese contrato. Eso lo aprendí hace más de 12 años en los Seminarios Caminos cuando hacíamos nuestros Mapa de la Prosperidad; desde entonces he aprendido a plasmar mis metas por escrito y en muchos casos con soportes gráfico.

Fue a principio del mes de noviembre cuando escribí en la entrada En la recta final, sobre mis cambios de ciclos, ahí narraba la necesidad que sentía de experimentar un nuevo cambio de ciclo, pero que aun no tenía la hoja de ruta que debía seguir para ese nuevo ciclo.

Contaba también, que a pesar de que no tenía definido cuál sería el nuevo cambio, tenía algo decido, y así lo definía metafóricamente cuando decía:

Ha sido muy curioso para mi, repasar este tema porque justo cuando estoy escribiendo esta entrada me encuentro Italia de vacaciones por navidad, y he sacado un hueco para escribir sobre este asunto, ya que precisamente reflexionando sobre las cosas que me han sucedido en estos días de vacaciones, en los que se han dado ciertos hechos que en otro momento me habrían hecho sentir mal, al grado de ofensa.

He descubierto en esta reflexión que he subido los nivel de susceptibilidad y que ahora no me permito tan fácilmente sentirme mal por decisiones ajenas a mi persona, que si me voy a malhumorar, ofender o sentir mal, es porque yo lo quiero así.

Esto es una señal clara y evidente de que ya estoy en pleno proceso de cambio de ciclo, tanto que estoy experimentando ciertos cambios de actitud en algunos temas que antes me lo habría tomado de otra forma.

Siempre he creído que en mi vida las cosas no me suceden de manera fortuitas, esto lo digo porque casi dos meses antes de las fiestas de navidad, recibo la llamada de una hermana de mi madre para invitarme a pasar la navidad con ellos en Italia, que sin pensarlo dos veces, reservé un vuelo para estar con ellos en estas fechas.

Estoy seguro que esta familia no tendrán ni la más remota idea de las herramientas que me han aportado para que yo inicie el nuevo cambio de ciclo que ya he puesto en marcha.

Es por lo que decía que a mi las cosas no me suceden por casualidad, porque yo tampoco tenía ni la más remota idea que este viaje sería para mi, el catalizador para activar mi nuevo ciclo.

Siempre se ha dicho que nadie aprende en cabeza ajena, pero en esta ocasión, he tomado la cabeza prestada de mi tía, su esposo, mis primos, y de las personas que con ellos he visitado, para tomar cátedra de sabiduría de sus vida.


Apoyado en todo momento del “saber estar” he aprovechado de este viaje todos los momentos, procurando adaptarme de forma espontánea a ciertas situaciones ajenas a mi perfil, para lograr mantener una actitud esponjosa y así poder impregnarme de la sabiduría que me han aportado las personas con la que me he relacionado en este viaje.

Ya con estas primeras herramientas estoy empezando armar el vehículo que me va conducir en este nuevo ciclo. Me iré parando en las distintas zonas de descanso para aprovechar y escribir y compartir con todos los paisajes del recorrido que estoy haciendo.

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