lunes, 16 de noviembre de 2009

Pause/Play


Desde que me inicié en esto del blog no había parado de escribir consecutivamente un promedio de una vez por semanas. En estas ultimas dos semanas he hecho una pausa, precisamente por lo que cuento en las dos entradas anteriores, lo de los cambios de ciclos y esas cosas.

Reflexionar y redactar lo que escribo me sale por inspiración y la verdad que en estos últimos días no he estado tan inspirado para escribir. Una de las razones son los pálpitos que estoy sintiendo desde algunas semanas atrás, de que tengo que cambiar de ciclo de vida.

Para los que no han leído esas dos últimas entradas, comentaba que soy una persona que me rijo por ser el mismo, pero no con lo mismo, en ese sentido, cuando veo que estoy haciendo las cosas de forma repetida y por rutinas, que no tengo las mismas chispas que hacen detonar mis emociones para continuar haciendo las cosas con el mismo ímpetu y disfrute de la primera vez que las inicié, es cuando confirmo que tengo que cambiar de ciclo.

Yo creo que los que me conocen desde niño, si se ponen a recopilar mi historia de vida, pueden confirmar lo que cuento... justo cuando estoy escribiendo esto, me llega a la memoria algunos aspectos de mi vida con los que me reafirmo en cómo vivo. Por ejemplo, lo de mi historia de vida laboral, de la que se puede contabilizar menos de 5 años trabajados como empleado, porque el trabajo de forma rutinaria, hacer el mismo trayecto para entrar a un mismo horario, salir siempre en otro horario, el mismo sitio donde desarrollar el trabajo, los mismos compañeros, las mismas actividades, etcétera, como que no es lo mío.

Igual pasa con mi discretísima vida amorosa, de la que puedo concluir que no soy una persona de aferrarme al estilo tradicional de vivir como pareja "juntos para toda la vida". Eso de dormir siempre en mismo lado de la cama, la misma ubicación en la mesa para comer, las mismas rutinas para entrar al baño, y no digo nada de las mismas posturas ya saben para que…

Profesionalmente igual, estudié ingeniería electrónica, una profesión que en su día me apasionaba enormemente lo de trabajar con circuitos electrónicos, lo de diseñar cosas, de hecho, siendo adolescente era el típico “utility” para mis vecinos, que me buscaban para que les arreglase una plancha, un secador de pelo, una radio, les colgara una lámpara, o le instalarlas una cerradura. En ese entonces, cualquier actividad que implicara ingenio y técnicas para hacerla, me entusiasmaba infinitamente. Ahora pago para que me den esos servicios porque no me motiva para nada hacerlos yo.

En la actualidad me dedico profesionalmente a una actividad diametralmente opuesta a la que estudié como carrera universitaria, pero que ahora mismo la estoy desarrollando a plenitud y de manera apasionante porque tiene que ver con la comunicación. Trabajar en la enseñanza de programas informáticos, los cuales se tienen que ir actualizando en versiones, un promedio de cada dos años, me da la sensación que no estoy enseñando lo mismo, porque debo estar al día con las nuevas versiones. Otra cosa también interesante es que los programas que enseño son para el uso de la comunicación visual, que se aplican en el diseño gráfico publicitario, por eso, quien trabaja con estos programas tiene que estar relacionado con las nuevas tendencias de diseño gráfico y comunicación, lo que me da la oportunidad de mantenerme actualizado, cambiar constantemente de registros y de metodología de docencia para poder compartir mis conocimientos.

Yo respeto y acepto a todos los que vivan y piensen contrario a lo que aquí expreso. Faltaría más!!! Como dice una frase popular que aprendí a usar en España, que me encanta y que por eso la he adoptado como mía -CADA UNO ES COMO ES- porque de verdad, ¡qué aburrida sería la vida si todos pensáramos y actuáramos de la misma forma!

Soy consciente que en la estructura social que me ha tocado para hacer mi escalada por la vida, prima la costumbre del pastoreo, donde las personas en general, siguen a rajatabla ciertas conductas sociales dictadas por otros, y que van todos como borregos haciendo lo mismo y no se detienen a pensar si realmente quieren o disfrutan lo que hacen, únicamente escuchan la voz de Vicente y siguen por donde dice la gente, pero eso si:

¡Ay de aquel que se salga del redil, porque será estampado con el sello de la mala red, por no decir el 666!

De ahí que con los años he aprendido a entender, aceptar y sobre todo a respetar que cada persona adulta tiene más que el derecho, la obligación, de vivir su vida de acuerdo a sus costumbres, principios, convicciones, filosofía de vida, creencias religiosas, etcétera. Pero luego que digo esto, pongo una coletilla y digo: mientras que las personas por su forma de vivir no se hagan daño así misma y no haga daño a los demás, que cada quien viva y haga como les de la gana. Total, si la vida son dos días!!

Termino declarando a los cuatros vientos: soy alérgico a sentirme que estoy haciendo lo mismo de forma rutinaria, eso me produce urticaria cerebral, un picor incontenible que hasta puedo llegar a despellejarme el cerebro rascándome con los codos.

No puedo terminar sin dar las gracias a las personas que me comunicaron que echaron de menos mis entradas estas dos ultimas semanas, esto me hace sentir más motivado aun para no detenerme en mi propósito de expresarme de forma abierta y pública por este medio.

lunes, 2 de noviembre de 2009

En la recta final

Si señor!! Ya entramos en la tercera curva de los
bre, la de noviembre. Dentro de poco entraré en la recta final para alcanzar las metas del 2009, y también en muy pocas semanas celebraré mi décimo aniversario por estas latitudes.

¡Que bien! Que regusto me queda al saber que ya me han pasado 10 años por estas tierras y que a pesar de haber estado tan lejos y desconectado de los míos, el balance sigue siendo positivo.

En la ultima entrada contaba lo de mis cambios de ciclos, y mi adorada hermana Mayra me ha comentado que se quedó esperando alguna foto mía presentado un nuevo look. El cambio de look esta vez no ha sido tan radical, simplemente me he rapado la cabeza para que con el frío otoñal que ya se empieza a sentir en Madrid, se me vaya congelando el pensamiento para mi próximo ciclo, en el que pienso hacer todo el esfuerzo para que reine por siempre la decisión de mis comportamientos.

Aun no tengo revelada cual será mi nueva hoja de ruta para el próximo ciclo, pero lo que ya tenía, desde hace varios días, era esa sensación de que mi censor natural se había disparado; por esa razón en estas últimas semanas, sin darme cuenta, he puesto en pausa todos los proyectos que tenía pendiente, y también he notado que me está costado una barbaridad continuar todos los que tengo en curso.

Está claro que como ahora tengo la afición de usar este blog como mi cloaca emocional, próximamente tendría que contar cual será la ruta asignada en mi nuevo ciclo, de todas formas, antes de saber los caminos que tengo que recorrer, en mi GPS de vida, he fijado la dirección de un lugar en el que con toda seguridad voy hacer escala. Es un hermoso mirador desde el que voy a contemplar lo bien que estaré cuando llegue al lugar donde me he propuesto residir.

Cuento una historia como metáfora del lugar en el que me voy a mudar:


Soy yo quien decide

Explica el columnista Sidney Harris que, en una ocasión, acompañó a un amigo suyo a comprar el periódico. Al llegar al quiosco su amigo saludó amablemente al vendedor. El quiosquero, en cambio, respondió con modales bruscos y desconsiderados y le lanzó el periódico de mala manera. Su amigo, no obstante, sonrió y pausadamente deseó al quiosquero que pasase un buen fin de semana.

Al continuar su camino, Sidney le dijo:

-Oye... ¿este hombre siempre te trata así?

-Sí, por desgracia.

-y tú, ¿siempre te muestras con él tan educado y amable?

-Sí, así es.

-y ¿me quieres decir por qué eres tan amable con él, cuando él es tan antipático contigo?

-Es bien fácil. Porque yo no quiero que sea él quien decida cómo me he de comportar yo.

Así que lo dejo claro, me mudo definitivamente a ese lugar, donde nadie me marcará las pautas para que yo me sienta o me comporte de una determinada manera, que en aquel lugar seré yo quién decido como me quiero sentir. Que si me quiero ofender, malhumorar o aludir, es porque yo lo decida, no porque otros lo provoquen, y que yo cumpla sus propósitos.

Que se preparen los cánidos (los cánidos son una familia de mamíferos de régimen carnívoro u omnívoro. Incluye a perros, lobos, zorros, coyotes, y chacales) si esperan que yo me comunique como lo hacen ellos, no les voy a dar ese placer, yo me comunicaré de la única manera que lo sé hacer, conversando.