miércoles, 26 de agosto de 2009

Cuando los demás se crean expectativas sobre tí

En estas ultimas semanas en las que he vuelto a tener comunicación con muchas personas a las que le había perdido la pista, en las conversaciones que hemos tenido sale lo que es habitual, los temas sobre las cosas trascendentales de la vida de cada quien: lo profesional, de pareja, hijos, familia, cuestiones laborales, adquisición de bienes materiales, etcétera.

En la comunicación con algunas de esas personas he observado de manera muy curiosa eso de que si respondes que no tienes logrado algunos de los asuntos que quizás para ellos son sus prioridades para sentirse “realizados”, te manifiestan casi con pesar expresiones como: ah!! yo pensaba que tu ya...”

Esto me ha hecho reflexionar en que muchas veces algunos idealizan la vida que quieren para las personas que les importan, creándose expectativas sobre ella, tantas que pretenden equiparar su vida con la de la otra persona, e intentan implantarle la creencia de que esa persona tiene que cumplir con esos conceptos que ellos tienen definidos como la meta a seguir para sentirse quizás “realizados” como seres humanos.

Quiero compartir con ustedes esta historia que leí en una ocasión y que se ajusta perfectamente a la situación que les narro.

Sé tú mismo

Había una vez, en un lugar y en un tiempo que podría ser aquí y hoy mismo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales, y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, pero uno de sus habitantes no participaba de la dicha general: era un árbol que se sentía profundamente triste. El pobre árbol tenía un problema: no sabía quién era.

El manzano le decía:

-Lo que te falta es concentración, si realmente lo intentas podrás tener sabrosas manzanas, es muy fácil.

El rosal le decía:

-No escuches al manzano. Mira, es más sencillo tener rosas y demás, son más bonitas y olorosas que las manzanas.

El pobre árbol desesperado, intentaba concentrarse y ser todo lo que le sugerían, pero no lograba ser como los demás le decían que debía de ser y por ello se sentía cada vez más frustrado y desgraciado.

Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves, al ver la desesperación del árbol, exclamó:

-No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. No dediques tu vida, tu esfuerzo ni tu energía a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo, conócete, y aprende a escuchar tu voz interior.

Y dicho esto, el búho despareció. «¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?»-pensaba el árbol, angustiado.

Pero el comentario del búho anidó en su corazón. Y el árbol empezó a dejar de prestar oídos a los comentarios de las otras plantas. Aprendió a estar en silencio, tranquilo gozando de los rayos del sol y de las refrescantes gotas de lluvia. Aprendió a disfrutar del canto de los pájaros que anidaban en sus ramas, a dejarse acariciar por el viento que silbaba entres sus hojas.

Y, cuando menos lo esperaba y buscaba, un día comprendió. Su corazón se abrió y su voz interior le habló:

-Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso; dar albergue a las aves; sombra a los viajeros; belleza al paisaje. Tienes una misión, cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así pronto fue admirado y respetado por todos, pero lo más importante es que aprendió a respetarse y valorarse a sí mismo.

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Esta bonita historia cuando la leí me hizo reconocer que ya hacía mucho tiempo que yo había escuchado al búho, que por eso tengo la tranquilidad de no creerme que debo conseguir hasta pagando cuotas de amarguras, las recomendaciones para lograr los objetivos de vida que las personas que me quieren, con muy buena intención, claro está, desearían que yo consiga.

Esas recomendaciones viniendo de las personas que reconozco de alguna forma u otra que me quieren, me tienen afecto o simplemente me tienen simpatía, las puedo entender perfectamente, así que por eso siempre busco la forma más diplomática posible para hacerles entender que si en el fondo sus deseos es que yo esté bien, que sepan que me siento más que bien.

La cuestión es que también en este hermoso jardín no solamente me encuentro manzanos y rosales, también hay muchas plantas carnívoras, cactus y malezas que intentan persuadirme para que me transplante en su terreno, para devorarme, clavarme sus espinas o enredarme en su hiedra y me convierta en las mismas plantas que ellas.

Es ahí cuando debo rememorar el mensaje del búho de no dedicar mi esfuerzo y mi energía para ser como los demás quieren que yo sea, dictándome muchas veces como tengo que vestir, a los sitios que debería frecuentar, el tipo de amistades que debo elegir, la forma física que debería tener, la creencia religiosa que tengo que profesar, la ideología política que debo seguir, el coche que me corresponde usar, la zona en la que debería vivir y hasta del tipo de mujer que tengo que enamorarme y los hijos que debo tener.

En esa lista con algunas de las pretensiones que los demás quieren muchas veces que tú cumplas, quiero incluir y tratar por separado lo que para mí verdaderamente me parece lo máximo y en cualquier caso inconcebible e inadmisible, y es algo muy recurrente en muchas personas, lo de pretender que yo manifieste mis sentimientos de la misma forma como ellos lo manifiestan, llegando hasta el punto de sentenciarme por no expresarlos de la misma forma que ellos.

Gracias a que he aprendido la lección de respetarme y valorarme a mi mismo, desoigo esas voces que me invitan a pasarme a su terreno. Pero estoy consciente de que mi sordera no me hace inmune, por eso abrigo el deseo para que de forma oportuna la moraleja del búho llegue a mi mente y me recuerde que sobre toda las cosas, tengo que ser yo mismo.

3 comentarios:

  1. Me encanta la reflexión que has puesto hoy. A todos nos hace falta que nos lo recuerden de vez en cuando (y a mí la primera) porque parece que todo el mundo tiene derecho a opinar sobre nuestra vida y a veces sin quererlo nos dejamos arrastrar por ellos. A mí me pasa a nivel personal y a nivel artístico así que lo tengo doble :-) Lo malo es cuando esas personas aparecen en un momento en el que te sientes perdido y no sabes bien quién eres. Es difícil ir sordo por la vida como dices...
    Gracias por tu reflexión :-)
    TAB

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  2. Bueno, en esta entrada podría decir tantas cosas...pero diré lo suficiente para respetar sobre todo mi intimidad.

    Desde muy pequeño/a tienes que oir cómo debes comportarte, en qué creer, qué comer y qué vestir (como bien dices). Lo bueno es que la edad te da la capacidad para elegir tu camino ( y no siempre es elegido conscientemente, pero eso es otra historia...)

    Mi vida se marca en dos fases: la de escuchar a todo el mundo e intentar contentarles (cosa que ya te digo es imposible) y la de escuchar a mi estómago (sí, nada de corazón, a mí me avisa el estómago de las "corazonadas").
    En las dos fases (curiosamente) siempre he tenido un lema: VIVE Y DEJA VIVIR; nunca me ha importado lo que haga el de al lado si es feliz y no hace daño a nadie y eso he pedido para mí siempre, aunque no siempre se me ha respetado.
    Ahora en mi segunda fase a parte de mi lema (que me ha ayudado muchísimo en la vida) soy mas feliz, porque no me importa lo que piensen, que alguien se enfade porque no hago, digo o pienso lo que quiere (se que si me quiere ya se le pasará )y se que nunca haré daño a nadie con mala intención. Con eso camino y con eso me conformo.

    Así que Adolfo quiero que sepas que nunca te diré cómo vestir, con qué mujer te tienes que casar,los sitios donde debes ir, etc, símplemente te dejaré vivir porque se que tu me dejarás vivir a mi.

    Muchos besos
    .

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  3. Esta entrada esta tremenda, el concepto de la independencia personal e idealista ha sido el origen de todas las grandes logros del hombre, hasta la Democracia en su estado puro surge de esta idea de ser uno mismo. Aunque, es imperativo no perder la perspectiva que brinda el punto de vista ajeno, por lo que es tremendamente valioso el aporte que los demás realizan en nuestras vidas.... no es solo cerrar los ojos y mirar en nuestros adentros, allí no están todas las respuestas, seguro que hay muchas pero nunca estarán todas!

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