domingo, 14 de febrero de 2010

Imaginación, la base de la creatividad


En mi experiencia como profesor de comunicación visual enseñado los programas que se utilizan en el entorno del diseño gráfico, me encuentro cada vez más con personas ajenas a las áreas que tienen que ver con estos programas: publicidad, marketing, diseño editorial, imprenta, etc.

Cuando hago la primera toma de contacto para saber cuales son sus expectativas y los objetivos que se han planteados para el curso, algunos me comentan que quieren aprender a diseñar con esos programas por ejemplo por: exigencia laboral, porque ven una posibilidad de ascender profesionalmente a otros puestos, porque quieren actualizarse con las nuevas versiones de los programas, porque están involucrados con algunas de las áreas que tienen que ver con la comunicación visual, o simplemente por conocimiento general.

Lo primero que les advierto que si buscan que yo les enseñe a tener imaginación, que se han equivocado de curso, que no tienen que pagar para eso, porque eso ya viene de serie en los seres humanos; que yo simplemente soy un facilitador de las herramientas que les proporcionan los programas para que ellos puedan canalizar su imaginación.

Sin imaginación no se puede hacer nada. Por más inteligentes que nos creamos, o por más conocimientos especializados que tengamos, necesitaremos de la imaginación para poder hacer uso de esas facultades.

Es en la imaginación donde se generan las imágenes a partir de la experiencia; es también donde se proyectan los deseos y las ideas más allá de la realidad.

Por eso, cuando un estudiante me pide como si de una píldora se tratara, algún método, libro, programa, o recurso para aprender a diseñar, o para que sus diseños les salgan estéticamente atractivos; que transmitan claramente su intención de persuadir o comunicar, les argumento que eso que buscan como píldora tiene un nombre, creatividad y que la composición de esa píldora es la experiencia de cada quién, de forma individual o colectiva.

Considero que en general todos los seres humanos debemos fomentar hasta hacer explotar nuestra creatividad, porque gracias a ella no distinguimos como individuos cuando nos corregimos o mejoramos como persona a través de la experiencia.

Para que se active la creatividad es imprescindible alimentar al cerebro con amplia y abúndate información, porque ya somos creativos por naturaleza. Es esta característica la que por ejemplo nos lleva a que hagamos una comida con lo poco que tengamos en la nevera en un momento determinado. Lo que yo llamo “cocina de autor”. Porque he sido el autor de muchos males estomacales por no imaginar que los lácteos se cortan con los ácidos, o por ser el autor del deleite culinario después de descubrir que los ácidos potencian el sabor de algunos alimentos.

También es creatividad resolver una discusión sabiendo callar a tiempo, buscar una solución ingeniosa para una puerta que no cierra bien, o para poder quedar bien con dos personas cuando por descuido hicimos una cita a la misma hora con ambas…

En el caso del diseño artístico la creatividad es distinta, porque muchas veces tenemos que ser creativos imaginando más allá de las fronteras de realidad, y conseguir que esa imaginación esté integrada en la sociedad.

Por ejemplo, cuando se caricaturiza a las bacterias como monstruitos que nos destruyen las encías para publicitar una pasta dental. En este caso utilizan la imaginación de forma irreal para influir sobre los demás incitándonos al consumo de una determinada marca, y los demás valoramos inconscientemente esa publicidad como creativa al creernos que las bacterias son monstruos reales que pululan en nuestras bocas y por eso decidimos comprar esa marca.

Es esa capacidad de persuadir la que distingue a un diseñador como creativo. En el caso del diseño publicitario, se debe aplicar esa creatividad para incitar al consumo, vendiendo por ejemplo: seguridad, elegancia, salud, confort, hasta el punto que se usa la publicad para vender un estado emocional transitorio como es la felicidad. De ahí que si la persona que diseña no sabe persuadir con sus trabajos, no puede considerarse como creativo.

La experiencia es la base de la creatividad, pero no todo el mundo sabe utilizar bien sus experiencias. Por eso me atrevo a decir, que lo que distingue a un individuo como creativo es precisamente aquel que intenta corregir y mejorar en algún sentido.

Me alegro al ver que muchas de las personas que han pasado por mis clases, que profesionalmente no estaban conectadas al entorno del diseño gráfico, diseño editorial, imprenta, marketing o publicidad, cuando buscan que yo les enseñe a manejar los programas líderes en esos sectores, ya están dando el primer paso para tener excito en esa profesión, porque ya están siendo creativos tomando la iniciativa de explotar y canalizar su imaginación con la comunicación visual.

Es ahora en estos tiempos de crisis donde se tiene que ser más creativo que nunca, cuando toma vigencia el refrán popular que dice «hacer de tripas corazón».

Quiero compartir una fábula que me ha dejado fascinado cuando la he leído al ver hasta donde puede llegar la imaginación.

Imaginación e Ingenio

Un cazador viaja al África y se lleva su perrito Foxterrier para no sentirse solo. Un día el perrito, persiguiendo mariposas, se aleja y se extravía, comenzando a vagar por la selva.

De repente, el perrito ve venir corriendo una pantera enorme. Seguro de que la pantera lo quiere devorar, piensa rápidamente qué puede hacer. Ve un montón de huesos de un animal muerto y se pone a mordisquearlos. Cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice:

-¡Uauuh ... ! ¡Qué rica estaba esta pantera que me acabo de comer!

La pantera oye lo que dice, frena en seco, gira y huye despavorida pensando: «¡Este raro animal es capaz de comerme a mí también!».

Un mono, que andaba trepando en un árbol cercano y que había visto y oído toda la escena, sale corriendo tras la pantera para contarle cómo había sido engañada por el perrito. Pero el perrito, que tiene una fina audición, oye al mono chivato contarle todo a la pantera, y la pantera que ésta muy enojada, le dice al mono:


-¡Súbete a mi espalda y busquemos a ese perrito maldito, a ver quién se come a quién!

Ambos salen a la búsqueda del Foxterrier. El perrito ve regresar a la pantera, ahora con el mono chivato encima. «¿Y ahora, qué hago?» -se pregunta. En vez de salir corriendo, acto que posiblemente habría sido su perdición, se queda sentado dándoles la espalda como si no los hubiera visto.

Cuando la pantera está a punto de atacarle, el perrito dice:

-¡Pero qué mono más sinvergüenza! ¡Hace media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no ha aparecido!

Como decía Albert Einstein, en los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.

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