miércoles, 21 de octubre de 2009

Prohibida la privacidad

Recientemente me ha llamado la atención las decenas de carteles que he visto colocados en las paredes y escaparates de las principales calles de la zona del centro de Madrid donde vivo, protestando por la instalación de cámaras de videovigilancia en las calles. El lema de los carteles era “No a la videovigilancia. Sonríe, te están grabando”.

La protesta era por las 48 cámaras de videovigilancia que ya están instalando en la zona y según alegaban los convocantes a la protesta, es que “Van a convertir la zona en el Gran Hermano (Big Brother) particular de tu vida, tu intimidad, tu libertad. Cuando pasees, te rías, beses, te saques un moco, serás filmado para la posteridad”

Lo cierto es que este tipo de protesta llevan a un camino seguro, al camino de la nada, porque es un hecho que desde el 11 de septiembre del 2001, con el brutal atentado de las torres gemelas, la vulneración de la privacidad es una práctica aceptada y casi justificada. Pero que en muchos caso no hay que olvidar que se violan declaraciones universales como las siguientes:

Declaración Universal de los Derechos Humanos:

El Artículo 12 de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas establece que el derecho a la vida privada es un derecho humano:

"Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su correspondencia, ni de ataques a su honra o su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques."

Legislación europea:

La Directiva Europea 95/46 CE de 24 de Octubre del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos.

Legislación nacional en los países Europeos:

España:

El Art. 18 de la "Constitución española de 1978" establece:

"1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en el sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.

3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial.

4. La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos."

Toda mi vida he escuchado un refrán que dice: “Quien no tiene hechas, no tiene sospechas”. Es el único alegato que me puede servir como aliciente para no sentir como mis derechos a la privacidad se violan descaradamente desde el momento que salgo por la puerta de mi casa.

Si bien es cierto que controlar todos los movimientos de las personas que circulan por las grandes ciudades, como en el caso de Madrid, ha ayudado para identificar a personas que actúan contra la ley, no es menos cierto que muchas veces sentir que constantemente te están grabando en las calles, en el transporte público, en los establecimientos comerciales, en el cine, en un banco, etcétera, puede provocar una cierta incomodidad.

Por mi trabajo ya estoy acostumbrado a manejarme con soltura frente a un auditorio, en las aulas, en una conferencia, en una masterclass, o cualquier tipo de evento que tenga que dirigirme a un publico; pero tengo que reconocer que muchas veces mi soltura se amarra cuando se que estoy siendo grabado, sobre todo en los casos que no proceden.

Cuento una anécdota que me ha sucedido en una clase; una persona que iba un poco lenta tomando apuntes, me comentó que llevaba una grabadora de voz para recoger mis explicaciones, y luego repasarlas tranquilamente en su casa.

Les puedo asegurar que para mi era una clase incomoda, porque a pesar de estar pre-avisado, me sentía un poco condicionado, por el hecho de que lo que yo hablara no solamente sería escuchando por las personas que tenía al frente, si no que al estar siendo grabado, lo que yo dijera podía ser propagado, cuestionado o refutado sin que yo pudiera estar presente para argumentarlo. Si este caso era incomodo, más incomodo es cuando estás como disertante y descubres que sin pedirte autorización, alguien está con una minicámara de video grabando todo lo que dices y haces.

Es un poco el caso que se está dando ahora cuando estoy fuera de mi casa, cuando menos me lo espero, me encuentro con una cámara en lugares antes insospechados, y tal como van las cosas, dentro de un tiempo será algo normal encontrar supuestas cámaras de videovigilancia en un baño, en la habitación de un hotel, en las urnas de votación, en los probadores de las tiendas, en los consultorios médicos, etcétera.

Lo que me está fastidiando de todo esto, es que poco a poco lo irregular se esta volviendo normal y por eso muchas veces auto-justifico que esas cámaras tienen que estar ahí para "cuidar mi seguridad" y me estoy acostumbrado a restar importancia al uso final que se le puede dar a todas las grabaciones que hacen de mi persona sin mi autorización, amparadas en la frase "por su seguiridad"

Hace ya varios meses vi una película Déjà Vu, protagonizada por Denzel Washington. En el film se contaba como luego de un atentado terrorista en un ferry, la policía gracias a un modernísimo sistema informático de investigación, encontraron las pistas sobre la identidad de los terroristas, y terminaron descubriendo los autores de ese atentado. Gracias a este sistema podían monitorizar en tiempo pretérito todos los pasos que había dado una persona.

Si bien en este film se cuenta cosas de “ciencia ficción” como lo de un sistema para volver al pasado y desviar los pasos que pretendemos dar, la realidad es que ese sofisticado sistema se basaba en cámaras de videovigilancia, controladas por satélites y que podían traspasar las paredes de una vivienda y entrar en la intimidad de tu hogar y ver todos los pasos que has dado en el pasado.

Está claro que si se recopilan todas las imágenes de vídeos individuales que se registran de mi persona desde que pongo un pie fuera de mi casa un día cualquiera, se puede reconstruir mi rutina diaria y digo más, se puede hasta predecir cuales son mis movimientos habituales en la calle.

Por el momento es fantasía eso de que se llegue a redirigir mis actuaciones pasadas, pero es una realidad, que si se proponen recopilar mi agenda de movimientos fuera de casa, con todas la imágenes de vídeos que existen de mi persona en un día habitual, muy fácilmente se pueden orquestar elementos motivadores para conducirme a ciertas acciones de consumo… y no digo más!!

Así que ya saben, en las grandes ciudades está prohibido prohibir, por eso está prohibido tener privacidad. Como decía el lema de los que protestaban por las cámaras de videovigilancia: “Sonríe, te están grabando”

2 comentarios:

  1. Bueno, aquí creo que discrepo contigo, ya que

    1: soy mujer, y como tal me puedo sentir mas segura si camino por una calle que tenga cámaras.
    2: Las imágenes se destruyen a las 24 horas de ser grabadas, por lo que si no pasa nada "raro" no son conservadas, y sólo llegan a manos de la policía.

    3: Hay muchos casos que se han podido juzgar y condenar gracias a las cámaras de vigilancia, sin ir mas lejos el caso de Palomino, que si no llega a ser porque todo fue grabado, el asesino queda en la calle porque alegó defensa propia...

    En fin, que si no haces nada "raro" nada tienes que temer, ya que yo me siento protegida y nada intimidada por una cámara en la calle, que al fin y al cabo es zona común, como el metro o cualquier establecimiento con entrada de público.

    Y como soy muy inocente, confío en que jamás se pondrá una cámara en un cuarto de baño público u otro lugar que no le corresponde.

    Una entrada muy interesante...
    Besos

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