miércoles, 28 de abril de 2010

Baile de máscaras


La semana pasada conversando con uno de mis alumnos, analizábamos el por qué muchas veces las personas se ponen máscaras y viven su vida proyectando otras imágenes que no son la propia. Muy bien me confirmaba Rodrigo, que la mayoría de las veces las personas saben que esas posturas no son las correctas, pero que les frena el miedo para quitarse las máscaras que por cualquier circunstancia se han puesto o se han visto obligadas a ponerse.
En la conversación salió el tema de un Reality de televisión en el que eligieron tres familias convencionales, a cada famila las llevaron para que convivan durante 30 días en tribus primitivas de África, Papúa y el Pacífico respectivamente.
El reto era que todos los miembros de las familias se tenían que adaptar a las formas de vida de esas tribus, y que los jefes tribales mediante un Consejo Tribal decidían si las familias podían ser aceptadas como una familia más de la tribu, luego de cumplir las pruebas que les confirmara si las familias al completo estaban realmente capacitadas para adaptarse al estilo de vida de las tribus.

Yo era un fiel seguidor de este programa por el fondo sociológico que tiene el formato. Me parecía interesantísimo ver cada semana el proceso de integración de las familias y como se les veía la evolución cuando trasmitían sus verdaderas personalidades. En las primeras emisiones resaltaba el escepticismo y cierto rechazo a muchas de las costumbres de esas tribus, pero luego me sorprendía ver por ejemplo una chica de las familias quitarle los piojos a las mujeres nativas, comer carne de perro, o ver como a uno de los chico que le tocó hacer una prueba saltando totalmente desnudo sobre unos toros delante de toda la tribu y por supuesto su familia, a otros comer los gusanos que se cultivan en los árboles podridos por la humedad, vestir con taparrabos como se vestían los nativos, etcétera, etcétera.

Cuando tienes que interactuar con seres humanos en estado puro, como en esas tribus donde no tienen absolutamente nada de las cosas que para nosotros en esta civilización sería imposible pensar que sobreviviríamos sin ellas, por ejemplo: electricidad, agua corriente, productos de higienes personal, medios de comunicación, ropa adecuada al clima, productos farmacéuticos, etcétera, que en estas circunstancias, lo primero que nos sobra son las máscaras.

Hablando del tema con Rodrigo, puse una canción del primer disco que grabó Juan Luis Guerra con los 440, que tiene una tema que se llama Carnaval, que las letras dicen mucho de como muchas personas viven la vida:

La vida es como un baile de máscaras
donde cada quien lleva antifaz
pretendiendo engañar
sabiendo bien que la hora les llegará
de tener que quitarse el disfraz
y encarar la verdad.

Alguien querrá que la fiesta no acabe jamás
porque nunca han tenido el valor de confesar
yo también fui
un payaso de carnaval
que pensó de mentiras vivir
hasta el final.

Pero al reír
no hacía más que llorar.

Es una realidad que en el mundo moderno en que vivimos, muchas veces tenemos que adoptar el estilo de la cebolla como digo yo, porque sin quererlo o no, nos vamos poniendo capas y capas, que luego nos cuesta muchísimo quitarnos muchas de las capas absurdas que nos ponemos, que no hacen otra cosa que irnos cubriendo el corazón, nuestros verdaderos sentimientos, en resumen, nuestra personalidad.

Luego de esta conversación me quede pensando a solas lo complejo del tema, y lo conecté con muchos sucesos de los que veo casi todos los días en las noticias, que muchos tienen como común denominador las mascaras que se ponen muchas personas para mantener engañados a los demás, como por ejemplo en los casos de violencias de genero. Se han visto muchos casos de como un anciano asesina a su mujer, se quitan la vida y escuchas en la tele los comentarios de los vecinos diciendo que eran una pareja ejemplar, que nunca les vieron discutir ni comportarse como una pareja con problemas. Esto no te hace pensar otra cosa que esa pareja ha vivido todo el tiempo con una máscara pretendiendo empañar la verdad.

Quién no ha sabido de caso de estafadores que engañan poniéndose la mascaras “de cuello blanco” para proyectar un nivel económico o social que no es real, o de las noticias que en estos últimos meses han ocupado los medios de comunicación de agresores sexuales que usan como mascaras una sotana para ganarse la confianza y familiaridad de los padres, para dañarle la vida a niños con los traumas que les siembran por los abusos sexuales a los que lo someten.
Por suerte que en muchos países democráticos existen los sistemas judiciales que desenmascara a muchos delincuentes que pretenden engañar y que buscan impunidad cubriéndose con máscaras para modificar su verdadera personalidad. Pero los que delinquen y los descubren, se pueden desenmascarar, los que muchas veces no llegaremos a reconocer son aquellos que se ponen máscaras para fingir amistad, amor, solidaridad y que engañan impunemente para sus beneficios particulares.

Yo con el tiempo he aprendido a seleccionar mis amistades y relacionados por su autenticidad. Me atraen las personas autenticas, con personalidad definida, las que puedes descubrir con facilidad que no tienen máscaras, y que proyectan sin sombras sus virtudes, sus complejos, sus carencias, sus grandezas, sus temores o sus emociones. Con ese tipo de persona creo afinidad automática. Quien me ha tratado de cerca se habrá dado cuenta que yo evito tener rincones oscuros, que tengo siempre las ventanas y las puertas de mi vida, abiertas para el que me quiera conocer entre y vea lo que tengo, lo que me hace falta y lo que me sobra.
De ahí que me siento más a gusto compartiendo con las personas en ambientes informales donde no hace falta antifaz para interactuar, donde te puedas sentir como los niños cuando están en un área infantil, que si llega un niño nuevo los otros niños se acercan o le llaman para compartir sus juegos, sin hacerle el típico escaneado o test silente para medirte y ver si encajas para estar con ellos.

Vivir en España me ha ayudado mucho para distinguir cuando una persona es autentica, porque al estar en una sociedad donde no se puede negar que existen prejuicios raciales, detecto fácilmente a las personas que no tienen máscaras para aceptarme como lo que soy, persona.
Cuento esta anécdota que me pasó el mes pasado en casa de una amiga que celebraba su cumpleaños. La persona a la que me refiero en la anécdota, cuando estoy compartiendo con ella en distancias cortas, o en ambiente familiar, es muy cercana y podría decir que es hasta “humilde” pero por su profesión de modelo, con el maquillaje y el estilismo, se transforma en el amplio sentido de la palabra.

Los invitado a su fiesta eran en su mayoría personas de las llamadas de “alto standing” o de los enganchados a “pijos” estos que presumen o fingen tener un cierto nivel sociocultural alto los de la muletilla “o seea”, y también habían unos que otros famosillo y famosilla de poca monta, del mundo de la televisión y prensa rosa. La velada parecía una adaptación al siglo XXI de las típicas fiestas vienesa, con invitados elegantemente vestido, eso si, antifaz aunque lo único que les faltaba era la cuerda elástica para darles el mismo realismo de si tuvieran antifaz en sus caras, porque sin tenerlas, se les veía las máscaras propiamente dicha, o mejor dicho, las fachas.

Igual por ser yo el único que no estaba con esa sonrisa plástica de publicidad de pasta dental, y que no seguía esos absurdos códigos protocolares por ser una fiesta de cumpleaños en la casa de una amiga, que lo curioso de la fiesta fue que uno de los invitados tuvo la osadía de interpretar que yo era el camarero y me pidió que le sirviera una copa. Este tipo de experiencia, que para algunos podría parecerle humillante o dolorosa, a mi me resultó fortalecedora, y lejos de molestarme al desgarro, lo que hice fue despedirme de mi amiga, y me marché convencido de que yo en ese tipo de ambiente no encajo.

Experiencias como estas, me demuestran una vez más que mi sitio está entre las personas autenticas, sin máscaras, entre las personas que se sienten orgullosas y seguras de como son. Es que prefiero compartir con personas que no les hace falta un suceso trágico para que revelen su personalidad, de las que no tienes que descubrir por las noticias, por crisis económica o laboral, o por discusiones no ensayadas cuales es su verdadera personalidad.
Así que ya saben, soy alérgico a los bailes de máscaras, aunque respeto y puedo llegar a compartir en ambiente estrictamente protocolar, pero eso si, no por mucho rato, porque prefiero estar en ambiente donde la gente diga: ¡que me meo! a decir: Perdonad mi ausencia, me dirijo al escusado.

Escuchar la canción:
Carnaval. Juan Luis Guerra 440

domingo, 11 de abril de 2010

Vamos a discutir

En una publicación en su muro del Facebook, una amiga hacía una cita de un libro sobre las relaciones de pareja, de la que otro amigo ha dado su opinión y...Zasss! De inmediato saltó la reacción de mi amiga respondiéndole con una ampliación fuera de lugar de la cita.

Como la cita hablaba de las relaciones de parejas, me hizo recordar una frase que había leído en alguna ocasión de Oscar Wilde que dice: El egoísmo no consiste en vivir como uno cree que ha de vivir, sino en exigir a los demás que vivan como uno.

Considero que esta frase explica muchos de los conflictos en las relaciones personales en general, y de forma particular en la relación de pareja. Conflictos que muchas veces resultan “saludable” para la relación porque llevan a las discusión, y según han demostrado los neurólogos, no responder a una crítica, o aun ataque verbal, acorta la vida. Así que eso de poner la otra mejilla, se queda antiguo. Por eso, vamos a discutir.

Saber discutir es saludable para la salud mental porque en una discusión interviene la inteligencia, el lenguaje, y el pensamiento social de cada uno. En el caso de la relación de pareja muchas veces las discusiones fortalecen la relación, o si no, de dónde sale la típica frase: “después de las discusión, viene la reconciliación”.

El peligro está en no saber llevar las discusión. Es ahí cuando existe el riesgo de salirse de la dialéctica intelectual y desviarse hacia la ira patológica, por los traumas y frustraciones personales, que invita a entrar al ataque personal, la ofensa, y el insulto; dejando atrás la defensa del punto de vista de cada quien.

Dentro de mis relacionados tengo ya identificada algunas personas con la cual se que no puedo discutir. Por la experiencia, he comprobado que con esas personas las discusiones siempre derivarán en ofensas personales, y a la descalificación, que en algunos casos, consiguen desenterrar rencores supuestamente olvidados.

Por eso, en mi evolución personal, he aprendido que hay que ser inteligente para saber discutir dentro de la dialéctica intelectual, con el objetivo de encontrar soluciones y que la discusión sea más constructiva y menos impulsiva.

Creo que existe un gran peligro al salirse de la discusión dialéctica intelectual, porque en la discusión entre pareja hay que tener claro que los hombres y las mujeres discutimos de forma diferente, por una cuestión hormonal.

Yo me considero una persona pacifista y conciliadora, pero tengo que reconocer, que si me activan para la discusión fuera de la dialéctica intelectual, me transformo; es cuando digo: «ya lograste que se me sube el negro a la cabeza...» o «ya! has conseguido que se me crucen los apellidos...»

En los hombres, nuestros niveles de testosterona nos predisponen a la imposición de las ideas y a ciertas agresiones. Por eso es que entre hombres una pelea implica agresión y gestos violentos; contrario que en las mujeres, que implica la defensa.

En un artículo que he leído sobre este tema, el neurólogo mexicano Eduardo Calíxto Gonzalez, explica que los hombres y las mujeres tenemos distintas organización celebrar. Entre hombre y mujeres nuestra corteza prefrontal madura a velocidades distinta. ¿Qué significa esto? Que discutimos de formas diferente.

Por una cuestión de nuestro cerebro, las mujeres llega a pronunciar a diario entre 25mil y 32mil palabras, mientras que el hombre se queda entre 12mil y 15mil. O sea, que mientras ellas se explica y se desgañita en una discusión, los hombres apenas pronunciamos algún monosílabo.

Tengo tipificadas cinco frases que son como balas, que si me las disiparan, es muy difícil que puedan anular después los efectos de irritabilidad que me producen, no tanto para que se me “crucen los apellidos” o “se me suba el negro a la cabeza”, pero si para sugerirme gestos que proyecten mi furia, lo que en mi tierra le llaman: refunfuñar:

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Considero que en las relaciones personales, y en especial en las relaciones de parejas, deben plantearse algunos pasos para saber discutir de forma beneficiosa, como el de saber utilizar los argumentos para aclarar las posiciones de cada quien. Eso ayudará a conocer a la otra persona, sabiendo entender que una discusión no deja de ser un acto excitante y saludable, que evita la tiranía de la razón.

Quedo abierto a la discusión dialéctica intelectual, así que les invito a discutir conmigo, pero que cada quien asuma las consecuencias si usan algunas de las expresiones que he advertido que me ponen como el diablo, parco en palabra, pero si sobrado de gestos y actuaciones de ira.


martes, 23 de marzo de 2010

NO! Sin la música, no...


Si recibo una orden de expulsión hacia una isla desierta en medio de la nada, y me dejan elegir de forma limitada algunas cosas para que pueda sobrevivir en ese espacio perdido, no tendría ninguna duda, elegiría como lo primero de la lista, la música.

Y es que con el tiempo he aprendido a sentir el silencio cuando escucho música. Me concentro más fácilmente con una música ambiental que en silencio sepulcral.

Desde que era estudiante universitario, para concentrarme cuando estaba estudiando, lo tenía que hacer con la música puesta, desde ahí, me he acostumbrado a leer, trabajar, o hacer cualquier actividad que necesite concentración, escuchando música para relajarme y poder centrarme.

Siempre he oído que la música amansa las fieras, si eso es así, algo de fiera tendré. Fiera o no, está claro que la música produce alteraciones emocionales positivas en los seres humanos y en algunos animales.

En el año 2001, se creía que poniendo música clásica a las vacas lecheras se podía aumentar la producción del ganado lechero. Psicólogos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, pensaron que los ganaderos podrían obtener algunos litros extra de leche tocando música clásica o poniendo melodías suaves en las vaquerías. Según los resultados de sus pruebas, la Sinfonía Pastoral de Beethoven y la canción Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel fueron grandes éxitos en productividad lechera.

Cuando cambiaron a canciones más rápidas, no hubo incremento en la producción lechera, porque imagínate una vaca lechera escuchando reguetón, no daría leche, daría requesón.

La teoría que planteaban estos psicólogos de poner música a las vacas, era que la música calmada puede mejorar la entrega de leche, probablemente porque reduce el stress. En vista de tales noticias, muchos agricultores empezaron a poner música para sus pollos y gallinas, debido a sus efectos positivos para reducir el estrés. Subrayo pollos y gallina, por si alguien se siente aludido por algún problema de apetencia sexual con su pareja, que sepa que esto han dado resultados, así que si extrapolamos estas teorías a las parejas de humanos, igual no es que van a tener huevos o dar más leche, pero bueno, los intentos para tal...se darán.

Estas teorías de la música no son banales, recuerdo que hace más de 15 años atrás, me llamo mucho la atención por lo curioso, algo que me comentó una de mis hermanas cuando estaba embarazada, me dijo que su médico le recomendó que escuchara música clásica durante el embarazo. Ahora leyendo sobre este tema, me entero que según análisis molecular reciente, John Hawks de la universidad de Wisconsin, señalaba que ocho genes que participan en el modelado del oído humano, parecen haber experimentado cambios significativos en los últimos 40 000 años.

La forma en la que el sistema auditivo humano organiza el ruido ambiental en un patrón acústico puede explicar la musicalidad específicamente humana, es decir, el gusto por la música, el talento para desarrollarla, tocar instrumentos o distinguir muchos géneros y subgéneros musicales.

Por algo es que de toda la vida a los bebés humanos se les suele estimular o calmar, en su desarrollo con música tranquila o canciones de cuna, las llamadas nanas; generalmente a los bebés les gusta, siempre y cuando reconozcan una voz familiar. Quién no ha visto que ante la desesperación de un niño llorando de forma incontrolable, recurrimos inconscientemente a cantarle melodías arrulladoras para calmarle, y en muchos casos los resultados son inmediatos. Eso si, que si con la música no se calma, ya no es una fiera, es un demonio de muchacho o que algo muy grave le pasa!!!

Soy un fans de “la Vida Malibu”, (vivir sin estrés) y por eso llevo mi tratamiento musical para evitar el estrés. Consumo música en abundantes dosis y en distintos formatos, por ejemplo, uso iPod Complex, de los laboratorios Apple®, en cápsulas musical de MP3, cuando voy por la calle, en el metro, tren o autobús por Madrid. En casa me inyecto todos los decibelios que pueda de ampollas musical escuchando Absolutely Smooth Jazz, de los laboratorios iTune Radio Online. También algunos fines de semana, me gusta cambiar de formatos, y me preparo algunos brebajes de raíces rítmicas: bossa jazz, latin jazz, salsas, merengues, y otras yerbas de pachangas.

La cuestión es que procuro tener en todo momento conmigo mi botiquín musical, y ahora que me ha dado por madrugar, el telón del día lo abro escuchando un programa por la radio online de República Dominicana, El sonido de la música, que transmiten al inicio de la madrugada en República Dominicana, pero por la diferencia de horarios, yo lo escucho al amanecer, así que desde que me despierto me narcotizo con la exquisita selección musical del productor Ricardo Luna, quién se hace llamar “tu fiel y tranquilo acompañante”. Gracias a su refinado gusto musical para elegir los temas del programa, determina en cierto modo, como transcurrirá mi día, porque acompaño ese primer café de la mañana escuchando buena música.

Comparto con todos este video que he editado de la “la Vida Malibu”, la vida que sueño tener, una vida diferente a la del resto de los mortales, sin estrés. Espero que les guste.

...a lo loco se vive mejor


Leyendo un articulo en una revista que contaba como los mismos psiquiatras no se ponen de acuerdo sobre “Qué es un trastorno mental” me he recordado de una canción que cantaba Celia Cruz, que decía en su estribillo: “…a lo loco se vive mejor

Nunca mejor empleada la frase: “es para volverse loco” porque según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) creado por psiquiatras estadounidenses, que es por el que se rigen la mayoría de los especialista del mundo, un 58% de los ciudadanos sufren algún trastorno descrito en este manual de psiquiatría.

Resulta que lo que yo conocía de toda la vida como sinvergüencería, o charlatanería, unas frases muy típica que se usa en Santo Domingo, para describir a una persona que simulaba ciertos estados emocionales, ahora muchos de esos estados emocionales lo han tipificado como patología psiquiátrica.

Me ha hecho gracia ver por ejemplo que existe un diagnostico con tratamiento para una ruptura sentimental, que los psiquiatras tratan ahora con antidepresivos las secuelas de desamor, antes llamada mal de amores, y que ahora lo llaman Duelo Patológico.

También está diagnosticado la subida transitoria de tensión en algunos pacientes, cuando la mide un médico con uniforme, que le llaman el Síndrome de la Bata Blanca; así una lista de supuestos trastornos patológicos, como la timidez, la obesidad, la dislexia, la insensibilidad por los derechos o sentimientos de los demás, la tristeza, la apatía, o la ansiedad después de una largas vacaciones, ya conocido como Síndrome Postvacional.

Si le diría a mi abuela que sufro de alguno de esos supuestos trastorno, estoy seguro que ella con esa sabiduría innata que la caracteriza, que se la ha macerado con los grandes golpe que le ha dado la vida, como lo de haber enterrado a dos de sus hijos, hermanos, esposo y por su puesto sus padres, les puedo asegurar que me diría con tono solemne: «mira muchacho! déjate de vagabundería y busca oficios» y me daría la espalda convencida que son situaciones emocionales transitorias, que se curan con un brebaje de combinados con fuerza de voluntad, constancia, autocontrol y dominio de la personalidad.

¿Dónde está la táctica de crear un manual de psiquiatría con supuesta nuevas dolencias anímicas? sencillo, cuando una persona va a donde un psiquiatra y le cuenta como se siente, este como ya lo tiene descrito como una patología, arbitrariamente le indicara los ansiolíticos y antidepresivos que los laboratorios han colocado en las farmacias para estos supuestos trastornos mentales, y lo que es peor aun, seguramente que esta persona al diagnosticarle y medicarle para este asunto, cuando le cuente a alguien los síntomas que tenía, es muy probable que la otra persona diga: «ah, pero si es lo mismo que yo tengo» y por ahí sigue rodando la bola de nieve.

Yo creo que hay que estar verdaderamente loco para no comprender que vender el mal es la técnica moderna para vender medicamentos. Que mejor prueba lo de la alarma mundial que se creó con la supuesta pandemia que amenazaba el mundo con el virus N1H1(Gripe A) que desde mi punto de vista, ha sido un timo de la Organización Mundial de la Salud al crear una falsa alarma que ha beneficiado de manera particular a la multinacional farmacéutica Roche Farma, con su Tamiflu.

Solamente países como Francia invirtieron 700 millones de euros en vacunas, y España que invirtió 90 millones de euros en 37 millones de dosis, que muchas de esas dosis han ido a parar como sobrante a los países Iberoamericano, entre ellos República Dominicana, que recibió una donación por parte de España de 4 millones de dosis.

Como la tendencia es considerar como trastornos de la mente y aplicar psicofármacos para esas “nuevas patologías” que anteriormente eran comportamientos habituales, no estaría mal subirse al carro de los nuevos locos del siglo XXI y vivir como dice una canción de La Mala Rodríguez, “el loco no es más loco porque se siente loco, el loco es loco porque no le importa ná

Y es que muchos genios y grandes celebridades de este mundo moderno, que en su día fueron considerados como un poco loco:

Albert Einstein, Luther King, John Lennon, Eva Perón, Gandhi y muchos otros más que me recuerda una publicidad que hizo Apple® Computer Inc. a finales de los años 90 con una frase de impacto que decía:Think Diferent (Piensa Diferente)


Seguramente si esas personas hubiesen vivido en este nuevo siglo, no hubiésemos podido disfrutar de las cosas que los hicieron grande, porque muy probablemente le habrían diagnosticado de forma arbitraria alguna de esas nuevas patologías y le habrían mutilado sus trascendencias en la historia, administrándoles los modernos psicofarmacos.

Como hoy en día según el DSM todos estamos un poco loco, yo me voy a plantear muy en serio lo de vivir mejor, así que quiero vivir mi vida a lo loco.


jueves, 11 de marzo de 2010

Ya cansa, eh!!!

A esta altura del calendario me encuentro en la frontera entre el hastío y la desesperación, esperando con ansia el cambio de estación. Es que por el hecho de venir de un país tropical, donde predomina un tiempo primaveral prácticamente todo el año, mi organismo está programado para operar de forma optima en un medio con mayor cantidad de horas de sol, pero sol de verdad, del que calienta.

Me siento como los corredores que están en sus posiciones esperando el pistoletazo de salida para lanzarse corriendo a máxima velocidad por la pista, y alcanzar en el menor tiempo la meta. Tanta es mi desesperación por hacer esta maratón, que mi reloj biológico se ha auto-programado, cancelándome mis horas de sueño a las 5 de la madrugada.

Siempre me ha gustado ver el vaso medio lleno cuando está a la mitad, por eso voy aprovechar la ansiedad que tengo por colgar la ropa de abrigo, para hacer una carga lenta de mis energía, porque tal como les ocurre a las baterías de arranque de los automóviles, que la influencia de la temperatura disminuye su capacidad al bajar la temperatura, aprovecharé estas primeras horas del día, para hacer buenas cargas de energía.

Esto quiere decir, que volveré hacer rutina de dedicar un tiempo de estas primeras horas del día, para sentarme y escribir cono más asiduidad mi blog, porque también esto forma parte de esa carga de energía, la expresión, que es lo que hago cuando me siento a escribir, al dejar que salgan mi cabeza, reflexiones, puntos de vista, anécdotas, en fin, todas esas cosas que compone mi mobiliario emocional e intelectual.

Todo está listo para la combustión anímica, solamente falta que acompañe el buen tiempo, y que me golpeen las primeras horas de rayos del sol para cantar tal gallo kikiriki que estoy a tope de energía.

domingo, 7 de marzo de 2010

Simplemente, diferentes!!!

Complaciendo la petición de mi entrañable amiga Eli, que me ha sugerido en esta semana textualmente lo siguiente: …se me ocurrió pedirte que escribas algo relacionado con las mujeres... sus contradicciones, su forma de pensar y actuar, sus complejos y su complejidad... en fin.

Como se que ella es una fiel seguidora de lo que escribo en mi blog, he decido meterme en camisa de once varas y esbozar un poco el tema que ella me pide, ya que para un hombre, hablar de las mujeres en los términos de sus contradicciones, complejos y complejidades, su forma de pensar y actuar, es tan peligroso como darse un baño en un lago con pirañas.

He titulado esta entrada como simplemente diferente, porque a pesar de la proclamación igualdad entre hombres y mujeres, de los movimientos feministas o la filosofía de los “progress sociales” considero que se debe matizar cuando se habla de igualdad entre sexos.

Cuidado!!! Que ya a la altura de este párrafo, seguro que las lectoras me estarán etiquetando de sexista o machista. La etiqueta de machista algunas chicas ya me la han querido tatuar como las barras que forman parte de un código, que es el etiquetado común y fácil de las mujeres cuando opinas algo que no sea favorables para ellas.

Pero no, no voy hablar de la parejita típicos/tópicos, me voy a referir a esa diferencia emocional, que hace que los hombres seamos diferentes a las mujeres. El origen de esas diferencias, desde mi punto de vista, tiene que ver parcialmente a razones biológicas, pero más subrayadas en las cuestiones emocionales, que tienen que ver con los distintos mundos emocionales en los que crecen las niñas y los niños.

Según la opinión de la investigadora de Harvad Carol Gilligan, que recoge Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional dice: “el marcado contraste entre los juegos de las niñas y de los niños, constituye un ejemplo de una de las diferencias entres ambos sexos: los muchachos se siente orgullosos de su solitaria y tenaz independencia y autonomía, y las chicas, por su parte, se sienten integrantes de una red interrelacionada. Es por ello que los chicos se sienten amenazados cuando algo parece poner en peligro su independencia, algo que, en el caso de las chicas, ocurre cuando se rompe una de sus relaciones”.

Cuando me hacía Eli la petición de que hablara de este tema, me argumentó que sería interesante que yo dieran mi opinión sobre este asunto, ya que en mi niñez y mi adolescencia, me tocó estar en el seno familiar rodeado de 7 mujeres; de ahí que por ser el único chico entre todas mis hermanas, mi padre y mis tíos, desde que tenía uso de razón, se encargaron de acentuar las diferencia entre los niños y las niñas, tanto es así, que me dieron una educación tipo militar, me aplicaban rangos, y hasta llegué a ser de niño “el cabo tito” y mi prohibían jugar con las hembras o entrar a sus habitaciones.

No obstante, por compartir en el núcleo familiar con tantas hermanas, me ha llevado con el tiempo a detectar esas contradicciones, complejos y complejidades y comprender su forma pensar y actuar a las que se refiera Eli. Que confieso que es una de la razones por las que le tengo miedo a ese estereotipo social del mundo occidental, el de atarme en matrimonio a una mujer.

En ese tenor, las diferencias entre un hombre y una mujer, desde el punto de vista emocional, es lo que hace que las mujeres muchas veces sepan lo que tú estás pensando, cuando ni siquiera has empezado a pensarlo, porque las mujeres suelen ser más sensibles para captar las emociones de los hombres.

Es por esto que las mujeres suelen verse obligadas a exagerar para aparentar una desolación absoluta para que un hombre pueda llegar a darse cuenta de cuáles son su verdaderos sentimientos, y aun así, tenemos que darnos el tiempo suficiente para plantearnos cuál puede ser la causa de su malestar, o si no, pensemos en la “típica” escena de un chico que le dice a su chica al final del día: «y a ti qué te pasa, que te veo un poco rara» y la chica le responde entre sollozos y con ironía: «¡gracias por recordarte que hoy era mi cumpleaños!»

Concluyo este esbozo reconociendo que existe una brecha emocional que hace que los hombres seamos diferentes a las mujeres, desde el punto de vista emocional. Que los hombres debemos reconocer que las mujeres siempre nos llevarán esa ventaja, y que para poder sostener esa vital convivencia que hace que un hombre no puede vivir sin laS mujeres, es llegar a un acuerdo, sobre cómo estar desacuerdo de que somos iguales y así por lo menos nos quita un poco de barras de las etiquetas con que nos codifican como machista, cuando opinamos de lo complejo que es para los hombres, entender a las mujeres!!!

Desde los orígenes, por el aburrimiento y gracias a las ventajas emocionales que nos llevan las mujeres, hemos encontrado otras formas más entretenidas de vivir la vida que no sea la de estar en en el jardincíto ese, entre leopardos, elefantes jirafas, panteras, etcétera. Porque piensa lo aburrido que sería todo sin las mujeres, sin el vino, el roncito o las cervezas, sin televisión, o los eventos deportivos, sin el iPhone, sin cines, o Internet!!!


Gracias Eva por darme la manzana. I Eva


ESLQ: En Sus Lenguas Quedo

domingo, 21 de febrero de 2010

Soñar Despierto

Esta tarde, cazando el sueño para hacer la siesta, me quedé viendo en la televisión un documental que finalmente me espantó la presa. Explicaban en el documental cómo se entrenaba a los corredores de Formula 1™ a través de un método tipo hipnótico. Era un entrenamiento psicofísico aplicado al automovilismo que lo denominaban Imaginación o Imagery, una técnica que prepara y configura una serie de procesos en la mente para responder tal y como fue programada. Esta técnica implica el uso de todos los sentidos a través de la mente para aumentar las posibilidades del entrenamiento físico.

Explicaban cómo éste método contenía las claves para que el piloto comprendiera el entrenamiento en visualizando que estaba en la pista recorriendo el circuito. Usando todos los sentidos: vista, oído, gusto, olfato, tacto, y el sentido, refiriéndose al hecho de “ver con los ojos de la mente” Comenzaba con el control de los movimientos automáticos y voluntarios y avanzaba hacia el empleo del cuerpo de manera altamente diferenciada y competente. El piloto tenía las percepciones de sentir sensaciones, y que luego la transformaría en impresiones, útiles a la hora de evocar sensaciones cuando esté recorriendo el circuito realmente.

Utilizaba su vista, que es la musculatura más rápida del cuerpo humano, para ver a sus adversarios, y focalizaba su atención en la pista antes de la salida. El oído le permitía escuchar el correcto funcionamiento del motor, y los sentidos del tacto y cinestésico, que lo definía como la capacidad de unir el cuerpo y la mente para lograr el perfeccionamiento del desempeño físico, para mover los diferentes comandos del vehículo adecuadamente, efectuar los cambios de marchas y pisar los pedales de manera eficaz y ajustada a las necesidades del circuito. Decía que podía sentir el olor a gasolina, y sentía el sabor a sal de su propio sudor.

Esto me hizo recordar, que cuando entrenaba en el gimnasio, muchas veces, para poder concentrarme con los ejercicios tenía que cerrar los ojos para visualizar en mi cabeza el músculo que estaba trabajando y así, con los ojos cerrados, hacia los ejercicios de una forma más optima que con los ojos abiertos. También me hizo recordar que en algunas ocasiones, cuando era un niño, jugaba haciendo escenificaciones de batallas creyéndome el superhéroe de moda, y siempre lo hacia con los ojos cerrados para sentir más realismo en mis aventuras.

No me puedo hacer eco de las técnicas para el entrenamiento psicofísico, pero lo que si tengo comprobado, que cuando visualizo en mi cerebro “con los ojos de la mente” cómo quiero hacer las cosas, obtengo mejores resultado. Si, si...hasta en el propio acto sexual, que es un acto físico controlado por el cerebro, me resulta más placentero y soy más expendido con la pareja, con los ojos cerrados que con los ojos abiertos, porque visualizo en mi cerebro y aplico de forma simultánea cada gesto, y cada movimiento que practico en el acto.

Digo más, y esto algunas personas le puede parecer gracioso, pero cuando se me extravía algo, viéndome desesperado al buscar en todos los sitios posibles y no lo encuentro; cuando me voy a la cama y cierro los ojos, me condiciono mentalmente para soñar con todo lo que hice en el día que he extraviado lo que busco, y muchas veces, al despertarme, de forma inconsciente voy directamente al sitio donde está lo que había extraviado.

Es que hay muchas teorías por ahí que dicen que nadie ha logrado algo grande en la vida, sin que antes lo haya soñado. Y existen numerosas técnicas para seleccionar y soñar con una meta personal o profesional que fervientemente desees alcanzar. El Bestseller El Secreto (The Secret) de Rhonda Byrne, se basa precisamente en esto, de cómo a través del acondicionamiento de la mente se puede tener, ser o hacer todo lo que quieras.

Recuerdo a una hermana de mi padre que es aficionada a la lotería, ella no se bastaba con interpretar sus propios sueños para relacionarlos con los numero que elegía para apostar en las quinielas, si no que preguntaba a todo el que podía lo que había soñado la noche anterior para interpretar ese sueño y así tener más opciones de números para apostar. Tenía toda una nomenclatura para interpretar los sueños. Si te soñaba con desgracias, te decía automáticamente que eso daba 37, y era el numero que luego jugaría ese día. Si salía agraciada o no, esto no lo se, porque para nada creo en estas cosas, lo que si, que ella se lo tomaba con un convencimiento, como si los números se lo dictara el administrador de la lotería.

Sobre los sueños inconscientes siempre ha existido un halo de misterios y de teorías rebatibles, así que por ese terreno no quiero entrar, pero lo de soñar despierto, o lo de visualizar con los ojos cerrado en nuestro cerebro, y buscar como si de un cajón donde tenemos cosas guardadas se tratara, estarán de acuerdo que eso funciona, si no que alguien me diga que nunca ha cerrado los ojos y has fruncido el seño para recordarse de un numero de teléfono, de una formula en un examen, una dirección, o del nombre de una persona.

Desde ahora me tomaré más en serio lo del entrenamiento psicofísico y lo de aprovechar el poder creativo del sueño para traducir imágenes en ideas y proyectos. Por eso los grandes creadores le dieron importancia: «La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido». Borges. «Cualquiera que despierto se comportase como en los sueños sería tomado por loco».Freud. «Si lo puedes soñar lo puedes hacer». Disney.